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Tito Bejarán: Un Camino de Lealtad y Compromiso con el PLD y Danilo Medina

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Por Frank Valenzuela

Manzanillo, Montecristi.- Tito Bejarán, un hombre cuya juventud fue moldeada al calor de las adversidades políticas de su natal Manzanillo, emergió desde una familia de clase media acomodada, dedicada con honestidad al comercio, la ganadería y la agricultura, asumiendo desde muy temprano la armadura de defensa de los sectores oprimidos. Su corazón latía al ritmo de los ideales democráticos, un compás que lo guió a enfrentar a los gobiernos dictatoriales de Joaquín Balaguer. En aquel escenario desafiante, encontró resonancia en el discurso del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), liderado por José Francisco Peña Gómez y Antonio Guzmán Fernández.

Sin embargo, el año 1978 marcó un punto de inflexión en el pensamiento político de Tito. Con el triunfo del PRD, vislumbró una esperanza, aunque efímera, pues pronto el intento de privatización del Proyecto La Cruz Manzanillo sacudió su confianza en la dirección tomada. Junto a un grupo de jóvenes, Tito se convirtió en un bastión de resistencia, organizando una huelga que hizo retroceder al gobierno de Salvador Jorge Blanco en sus pretensiones privatizadoras.

El fervor revolucionario de Tito halló su siguiente capítulo en los pasillos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Con la luz del conocimiento como guía, Tito, el estudiante brillante, abrazó el pensamiento de izquierda, convirtiéndose en un luchador infatigable en la arena estudiantil. Fue en esta etapa donde fundó junto a un grupo de jóvenes estudiantes universitarios de Manzanillo, la Asociación de Estudiantes de Manzanillo (ASEUMA) de la cual fue su presidente. Desde ASEUMA se erigió como un combativo Dirigente Nacional de la Federación Dominicana de Estudiantes (FED), formando parte del Bloque Norte 3 durante la presidencia de Manuel Salazar.

En 1988, la vida política de Tito Bejarán encontró un nuevo horizonte cuando el fervor del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en su misión de llevar a Juan Bosch al poder resonó con sus ideales progresistas de izquierda. En la Casa Universitaria de ASEUMA, donde residía por aquel entonces, Tito, en una conversación reveladora con Frank Valenzuela en el mes de Julio, manifestó su deseo inquebrantable: “Quiero ser miembro del PLD, me gustaría hablar con Danilo Medina”. Su reputación como un militante fogoso de izquierda y su liderazgo en la Federación Dominicana de Estudiantes (FED) le abrieron las puertas a una reunión con Danilo Medina, quien en aquel tiempo era el Secretario de Organización del PLD. Un encuentro que se materializó en los escalones de la Casa Nacional, donde tras una conversación enriquecedora, Danilo le dirigió hacia el Comité Intermedio Francisco del Rosario Sánchez en el Sector Herrera, sector en el que Tito había establecido su residencia tras contraer matrimonio.

No mucho tiempo después, el destino volvió a sonreírle a Tito, quien, tras graduarse como Ingeniero Electromecánico, consiguió empleo en la prestigiosa empresa METALDOM. Esta nueva oportunidad laboral lo llevó a trasladarse al sector 30 de Mayo, una reubicación que no sólo lo acercó a su lugar de trabajo, sino que también marcó la continuación de su militancia en el PLD, esta vez en el Comité Intermedio Gregorio Urbano Gilbert. Tito, con su lealtad incuestionable y su pasión por el trabajo político, encontró en cada reubicación una oportunidad para seguir abrazando y defendiendo los ideales de Juan Bosch y del PLD.

Sin embargo, la vida a menudo nos presenta desafíos inesperados, y un accidente fatal en la familia lo llevó a regresar a Manzanillo. Pero ni la tragedia pudo mermar la resolución de Tito. En Manzanillo, asumió la dirección familiar y simultáneamente, continuó su labor política con el Partido de la Liberación Dominicana en el municipio.

Durante el proceso electoral del año 1990, Miguel (TITO) Bejarán fue honrado con la elección como candidato a Síndico por el Partido Morado y la estrella amarilla, llevando en sus hombros las esperanzas y aspiraciones del Municipio Pepillo Salcedo. Aunque la victoria en la elección no fue su destino, este evento crucial le proporcionó a Tito un campo fértil para empezar a forjar una base robusta que sería el cimiento de un liderazgo sólido y respetado en la Provincia Montecristi y, más allá, en el escenario político nacional. Cada momento en esa campaña electoral, cada encuentro con la comunidad y cada esfuerzo desplegado, fueron los ladrillos que Tito utilizó para construir una plataforma de liderazgo que resonaría en los corazones de la gente, estableciendo las raíces de una influencia política que perdura

Resistió con apoyo firme a su Partido y al liderazgo de Juan Bosch, la crisis interna ocurrida luego de pasadas las elecciones del año 1990. Intensamente trabajó durante el periodo 1991 a 1994, cuando nuevamente fue postulado como candidato a Síndico del PLD por el Municipio Pepillo Salcedo. Aunque el éxito electoral inicial le eludió, su perseverancia y la robustez de sus planteamientos políticos le otorgaron un liderazgo sólido en la Provincia Montecristi y a nivel nacional.

Aunque no fue elegido candidato a Síndico, su ardor político y capacidad de liderazgo le permitieron continuar fortaleciendo una base sólida, culminando en su elección como miembro del Comité Central del PLD en el VII Congreso Rafael Kasse Acta en 2005, representando a la provincia Montecristi junto a Farid Batista.

La elección de Tito fue el reflejo de una solicitud colectiva de la dirección política de Montecristi, buscando ampliar su representación en los altos organismos de dirección del PLD. Y así, en una reunión en el Municipio Villa Vásquez, Tito Bejarán, con 13 votos orgánicos, se convirtió en un nuevo miembro del alto organismo de dirección del PLD. Desde ese momento, su liderazgo provincial contribuyó significativamente al fortalecimiento del PLD, permitiendo el ascenso al poder del primer gobierno bajo la batuta de Leonel Fernández.

La conversación inicial entre Tito Bejarán y Danilo Medina en los escalones de la Casa Nacional no fue solo un encuentro fortuito, sino el preludio de una lealtad y camaradería que se profundizaría con el paso de los años dentro del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Este encuentro seminal cultivó una relación que se transformó en una amistad sólida y una colaboración política fructífera, resistiendo los embates del tiempo, los desafíos políticos y las vicisitudes del destino. Tito Bejarán, con una lealtad inquebrantable, se mantuvo como un ferviente seguidor de Danilo Medina, apoyándolo incondicionalmente en cada fase y etapa de su travesía política.

La constancia y el apoyo de Tito no solo reflejaron su lealtad hacia un compañero de ideales, sino que también evidenciaron su compromiso con una visión política compartida, cimentando una colaboración que perduró a través de las victorias y los desafíos que enfrentaron juntos. En cada vuelta de la travesía política de Danilo Medina, la figura leal de Tito Bejarán se mantuvo firme y resoluta, demostrando que la lealtad y la colaboración sincera son pilares fundamentales en la construcción de un legado político robusto y en la consolidación de ideales democráticos en el escenario político dominicano.

Tito Bejarán, el único presidente que ha tenido el PLD en la provincia Montecristi desde la creación de esa dirección política, se convirtió en un presidente Ad Vitam del PLD en Montecristi, un liderazgo forjado desde abajo, sin el brillo del oro, pero con una riqueza intrínseca en la categoría de miembro, como lo diría Juan Bosch.

Hoy, mientras el silencio envuelve la partida de Tito, su legado reverbera en los corazones de los miembros, simpatizantes y amigos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), dejando una huella indeleble en la tapestria política de la República Dominicana.

¡Descansa en paz!!!!, Tito Bejarán,

Tu grandeza política permanecerá imborrable en la memoria colectiva del partido morao y la estrella amarilla, y las semillas que sembraste continúan floreciendo en el jardín de la democracia dominicana.

Nadie podrá sustituir tu grandeza política.

¡Hasta siempre, Tito!

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