Ciudadanos de Santo Domingo Este denuncian presuntas extorsiones, maltratos y arrestos arbitrarios por parte de agentes policiales en barrios como Los Frailes, La Caleta, Boca Chica, Villa Duarte y la marginal de Las Américas.
Santo Domingo Este, R.D. – Lejos de sentirse protegidos, cientos de ciudadanos de Santo Domingo Este aseguran vivir con temor cada vez que se cruzan con una patrulla policial.
Alegaron que, en lugar de paz y seguridad, los munícipes denuncian una ola de presuntas extorsiones, maltratos físicos y verbales, así como arrestos sin justificación que, según relatan, se han vuelto parte del día a día en sectores como La Caleta, Los Frailes, Boca Chica, Villa Duarte y la marginal de Las Américas, entre otras localidades del país.
De igual manera, motoconchistas, colmaderos, comerciantes informales y jóvenes deportistas son parte de los grupos más afectados, quienes aseguran que los operativos policiales se ejecutan con violencia, sin respeto a los derechos fundamentales y, en ocasiones, con fines de intimidación o supuestos cobros irregulares.
Testimonios que alarman
“Yo prefiero toparme con un atracador que con una patrulla, porque el ladrón te roba y se va, pero los policías te golpean, te llevan preso sin razón y después te quieren cobrar para soltarte. Eso me pasó hace un mes, y todavía estoy pagando una deuda que tuve que hacer para salir de la celda”, narró Luis Peña, motoconchista de 34 años, quien alegó trabajar en Los Frailes II.
En Villa Duarte, el comerciante Carlos Hernández, dueño de un colmado, denunció que fue detenido por agentes que entraron al establecimiento sin identificarse y con armas largas. “Solo les pedí que se identificaran y que no entraran con armas a mi negocio lleno de niños. Me esposaron, me empujaron delante de todo el mundo y me llevaron sin explicaciones. Me soltaron dos horas después, sin cargos, pero con la advertencia de que ‘me estaban chequeando’”.
Uno de los sectores más golpeados por estas acciones es La Caleta, donde los moradores aseguran que los operativos policiales se realizan a cualquier hora, muchas veces sin orden judicial ni criterio.
“Aquí nadie puede estar en la calle tranquilo. Si estás parado frente a tu casa, te preguntan qué tú haces ahí. Si estás en una esquina, te registran como si fueras un criminal. “Ya uno no se siente libre en su propio barrio”, expresó Rafael Mejía, electricista residente en el sector Campo Lindo de La Caleta.
En Boca Chica, zona turística pero también de gran actividad comunitaria, José Miguel Ramírez, joven pelotero de 19 años, fue víctima de un hecho que ha causado indignación. “Estaba sentado en la acera frente a mi casa, grabando un operativo que hacían en la calle. No dije nada, solo grababa. Uno de los agentes vino directo a mí, me quitó el celular, me golpeó con una macana y me dijo que eso no era para redes”.
En la marginal de Las Américas, donde confluyen vendedores informales, chóferes de carros públicos y motoconchistas, también hay temor. María de los Santos, madre soltera de 28 años que vende frutas en una carretilla, explicó que cada vez que pasa una patrulla, el ambiente se tensa. “Aquí llegan y lo primero que hacen es vocear, revisar a todos los hombres, insultar a quien les mire raro, y si uno reclama, te dicen que estás desacatando. Eso no es seguridad, eso es acoso”.
Una comunidad bajo presión
Ante esta situación, varias organizaciones comunitarias y juntas de vecinos han elevado su preocupación ante las autoridades del Ministerio de Interior y Policía, así como a la Dirección Regional Oriental de la Policía Nacional. Sin embargo, hasta el momento, no se han producido respuestas oficiales.
“No estamos en contra de la presencia policial. La queremos y la necesitamos. Pero lo que está ocurriendo es un irrespeto constante a la dignidad humana. “Los operativos deben ser organizados, con supervisión, con respeto a la ley y a la gente honesta”, manifestó Juana Castillo, dirigente barrial.
De igual manera, líderes comunitarios de La Caleta y Boca Chica han solicitado la intervención de la Defensoría del Pueblo y del Ministerio Público, para que se investiguen las denuncias sobre presuntas extorsiones económicas, golpes injustificados y detenciones sin órdenes judiciales.
“Queremos que vengan al territorio y escuchen a la gente. Aquí hay pruebas, hay videos, hay testimonios. No puede ser que las autoridades actúen como si los ciudadanos fueran culpables por vivir en un barrio humilde”, señaló Nicolas Ozuna, dirigente comunitario de Boca Chica.
“¡Temen más a la Policía que a los delincuentes!”
Los lugareños esperan que el director general de la Policía Nacional, mayor general Ramón Antonio Guzmán Peralta, escuche los reclamos de los ciudadanos y adopte medidas efectivas que garanticen la seguridad sin sacrificar los derechos humanos.
Mientras tanto, en los barrios de Santo Domingo Este, el miedo ha cambiado de forma y de uniforme. Para muchos, la figura del delincuente armado ha sido sustituida por la presencia de agentes del orden que actúan con abuso de poder.




