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Prudencia y justicia ante una reforma fiscal forzosa y obligada

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Redacción
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Alfredo Cruz Polanco (alfredocruzpolanco@gmail.com)

En estos momentos cruciales por los que atraviesa nuestro país, la ciudadanía y todos los sectores económicos, políticos y sociales están a la expectativa de lo que pueda ocurrir en la próxima reforma fiscal que el Presidente de la República, Luis Abinader está obligado a someter de inmediato al Congreso Nacional, la cual resulta forzosa e irritante. La misma, como lo hemos expresado en otros momentos, no debe hacerse a la carrera, aprovechando una mayoría absoluta en ambas cámaras legislativas; habrá que tomarse el tiempo necesario, ser prudente, justo y no excluyente a la hora de aprobarla; necesariamente esta tendrá que ser bien ponderada, discutida y consensuada por todos esos sectores del país.

No debe ser única y exclusivamente para crear más fuentes de ingresos (más impuestos), debe ser integral. corregir todas aquellas distorsiones e irregularidades existentes en nuestro sistema tributario; requerirá la revisión y modificación de la estructura tributaria completa; desmontar y disminuir aquellos privilegios, incentivos, subsidios, exoneraciones y exenciones existentes a sectores económicos poderosos que resultan odiosos, así como aquellos impuestos que resultan lesivos e improcedentes para los sectores más empobrecidos. Esta no tendría sentido si no es para mejorar la calidad del gasto público y la situación económica de los más empobrecidos.

Los diputados y senadores electos, sobre todo, los del Partido Revolucionario Moderno (PRM), deben ser muy cuidadosos y prudentes al momento de aprobar dicha reforma, pues es injusto y abusivo que se cargue a los sectores de la  clase baja todo el peso de la crisis, del derroche y despilfarro de miles de millones de pesos utilizados para su elección; en la malversación de los recursos provenientes de los préstamos para financiar la campaña electoral pasada; en la aprobación de miles de pensiones a simpatizantes del PRM sin mérito alguno; en los subsidios de campaña y en el nombramiento de cientos de “asesores disfuncionales” con sueldos de lujo.  Ellos hablan de que todos tenemos que sacrificarnos pero que ese sacrificio no toque sus intereses y privilegios personales, como son las exoneraciones de vehículos, barrilitos, planes sociales, etc.

Es penoso y frustrante escucharles solicitar a los sectores marginados y a la clase media más sacrificios en medio de este barril sin fondo, lo que resulta contraproducente y muy cuesta arriba aceptarlo, cuando se mantienen tantos privilegios a los sectores poderosos y un nivel de evasión fiscal tan elevado, ascendente a un 40%, según la propia Dirección General de Impuestos Internos. Esta no actúa cuando se trata de sectores poderosos y de los que tienen padrinos. Dicha reforma debe crear los antídotos y mecanismos necesarios que eviten dicha evasión.

En ningún momento estos se refieren a crear una política de ahorros y un plan de austeridad para mitigar los gastos superfluos ni de reducir dicho derroche. Ustedes podrán aprobar con su mayoría calificada “la reforma posible”, como siempre acostumbran a expresar, pero ¡ojo, mucho cuidado!, tengan presente que esa gran mayoría que no votó por ustedes, tarde o temprano se la puede cobrar bastante caro, si aprueban una reforma única y exclusivamente para generar más impuestos y no para mejorar la situación económica y social de los mas necesitados.

En vista de que el Estado dominicano no le garantiza al ciudadano común la mayoría de los servicios básicos como: agua potable, electricidad, educación, salud, seguridad social y ciudadana, transporte, etc. este tiene que tratar por todos los medios de propiciarse los mismos, y encima de eso, también les quieren obligar a pagar más impuestos. En conclusión, dicha reforma contribuye a hacer a los ricos más poderosos y a los pobres cada vez más vulnerables, pues los primeros tienen capacidad para evadir, los segundos, aunque quisieran, no pueden. Apliquemos la frase lapidaria de nuestro fundador, el patricio Juan Pablo Duarte Diez. “Sed justos lo primero, si queréis ser felices”.

El autor es Contador Público Autorizado

Máster en Relaciones Internacionales

Ex diputado al Congreso Nacional y

Miembro titular de la Cámara de Cuentas de la República 2010-2016

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