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La falta de liderazgos católicos en RD

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Redacción
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El Mirador

Por Luis Céspedes Peña

La destitución del arzobispo de la Arquidiócesis de Santo Domingo, porque hay que decirlo así, Francisco Ozoria Acosta, parece que será el renacimiento del buen mensaje pastoral que acostumbraron a la mayoría de dominicanos, el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, los obispos Roque Adames Rodríguez, Víctor Masalles, Juan Antonio Flores Santana, Tomás Abréu,  Jesús María De Jesús Moya, Benito De la Rosa Carpio, Antonio Camilo, Diómedes Espinal, José Dolores Grullón Estrella, Freddy Bretón y otros muy inolvidables de ese sector.

Esas autoridades convirtieron a la Iglesia Católica de nuestro país, en una de las más funcionales de América Latina u otras partes del mundo, enfocada en la exigencia para la solución de problemas comunes de la sociedad, no sólo religiosos.  

La destitución de Ozoria Acosta, un arzobispo tranquilo, buena persona y con excelentes principios, aún con la acusación de mal administrador hecha por el Vaticano, tuvo su origen en su equivocada forma de enfrentar los problemas de la institución. ¡La humildad en un país con tantos problemas, fruto del subdesarrollo, no es una respuesta positiva!

 Lo de mala “administración” podría tener su origen en gastos superiores a las entradas, no robo. ¡De ese tema escribiremos en otra columna!

En una nación, cada vez con más problemas migratorios, que también presionan la economía, una democracia tan abierta y con tantos medios de comunicaciones, con pensamientos diferentes, el arzobispo de la principal Arquidiócesis se mantuvo casi ausente de la radio, la televisión, los periódicos físicos y digitales.

Sin un enfoque sobre los graves problemas del país, como los económicos, narcotráfico, promoción de la homosexualidad, la delincuencia, la violencia, el aborto y otros males sociales, los cuales-por décadas-fueron combatidos por su antecesor, el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, quien todavía ostenta el título, pero enfermo, no podía esperarse otro desenlace que no fuese su sustitución.

La salida de López Rodríguez y la llegada a la Arquidiócesis de Santo Domingo de Ozoria Acosta, “produjo que la Iglesia Católica funcionara como si se tratara de un enorme barco capitaneado por un hombre que desconocía los mares”.  

Cada obispo es el líder de una Diócesis o Arquidiócesis, pero el país percibía que Ozoria Acosta como el sucesor en funciones del cardenal López Rodríguez, lo que no ocurrió.  

 No hay ninguna duda de que la designación del activo obispo, ahora arzobispo coadjutor, Carlos Tomás Morel Diplán, un hombre con mucha energía, está fijando la trayectoria de lo que busca el Papa León 14, que es el restablecimiento de una Iglesia más activa, retornando a su vinculación, no sólo de las oraciones, sino enfocándose en temas de luchas por la solución de males sociales.

El arzobispo coadjutor se percibe como el próximo cardenal. Como el nuevo arzobispo tiene buenas relaciones con casi todos los obispos, se espera que surjan nuevos liderazgos para bien del país. ¡Que la Iglesia tiene suficientes, pero muchos apagados!

 ¡Esa es la Iglesia que quiere el Papa León 14! (León X1V). El arzobispo Carlos Tomás Morel Diplán, es una figura con una clara visión del manejo de los medios de comunicaciones, el cual responde con naturalidad a cada tema que se le plantea, pero que también tiene un concepto claro de exponer soluciones a los problemas comunes.  

La visión del Papa León 14, debe servir de mensaje para todos los obispos, la mayoría de ellos personas muy atractivas y decentes, pero algunas veces alejadas de una visión estratégica vinculada a las luchas por la solución de los problemas de la migración ilegal, los altos precios de los productos, la baja producción de alimentos, de manera especial, el narcotráfico, la violencia, el derecho a la vida, la criminalidad y el respeto a los valores cristianos, algunos de ellos establecidos en la Constitución de la República.

¡No hay que enfrentar al Estado, sino ayudarlo a resolver principales males! Los obispos, cada vez que tengan la oportunidad, deben hablar con el Presidente Luis Abinader, que es católico, para plantarle soluciones a problemas generales.

El liderazgo de la Iglesia Católica de nuestro país era tan fuerte, que los Presidentes de la República suspendían cualquier tipo de actividad para recibir al cardenal López Rodríguez, cuando éste tenía que hablar de algún tema crucial con la máxima autoridad de la nación y no tenía cita.

Por diferentes conceptos, será muy difícil contar con otro arzobispo como Nicolás de Jesús López Rodríguez, pero hay mucha esperanza en el futuro con Morel Diplán, más agresivo que Ozoria Acosta, hombre humilde, éste último, pero que también cometió el error de ser un vocero de la migración ilegal haitiana, quizás por el estado de pobreza de esos extranjeros.

La falta de un liderazgo capaz de escuchar las inquietudes de temas nacionales o comunitarios de una parte de sacerdotes, laicos comprometidos y las monjas, es un gravísimo malestar religioso que se está originando en algunas Diócesis.

Hace varios días escuché a un sacerdote de la Arquidiócesis de Santo Domingo, decir que “el arzobispo Ozoria Acosta no escucha a los presbíteros y si lo hace los deja sin respuestas”. También se quejó de que en un país, con tantos problemas, como el nuestro, Ozoria Acosta no sale a exponer sobre los temas del momento, como lo hacía el cardenal López Rodríguez. ¡Es una buena observación para los demás obispos!  

 Esa falta de visión afecta a una parte de nuestros obispos, que son personas bien formadas, pero no se están haciendo sentir como la generación que mencioné al principio, lo que está contribuyendo a la dispersión de la gran feligresía católica dominicana.    

Nuestra Iglesia tiene a decenas de presbíteros, ejemplos del mensaje de Jesús (El crucificado), trabajando en parroquias, como Javier Báez, de Tamboril, el Padre Chelo, Nino Ramos, el sancionado padre Rogelio Cruz, de Santiago Carlos Santana, Williams Arias y otros, que trabajan en la solución de problemas de las comunidades, ¡no sólo con oraciones!

Aunque hace falta liderazgos fuerte en la Iglesia Católica de nuestro país, también hay que decir que la institución tiene buenos obispos, sólo que hace falta que se le “inyecte” la pasión que busca el Papa León 14. Se busca que los obispos y presbíteros trabajen más directamente en la solución de los problemas nacionales o comunitarios.

En la Arquidiócesis de Santiago está Héctor Rafael Rodríguez, un hombre bien formado para dirigir su Iglesia, pero que el exitoso trabajo realizado por los obispos Hugo Eduardo Polanco Brito, Roque Adames Rodríguez, Juan Antonio Flores Santana, Benito De la Rosa Carpio y Freddy Bretón, puede opacarlo si su labor no la sintoniza con las acciones de desarrollo de estos inolvidables pastores. Su dinamismo es un factor de progreso.

¡Héctor Rafael tiene un gran potencial para avanzar y un excelente verbo para conquistar trabajadores para la empresa de Dios, que no busca ganar bienes materiales!   

Tenemos un problema muy difícil, porque a pesar de esa falta de liderazgos, que está, pero oculto, la Iglesia Católica sigue creciendo. En el caso de la Arquidiócesis de Santiago, ya es una necesidad la creación, salidos de la misma, de otros Obispados, ascendiendo presbíteros a obispos, debido a que territorialmente es muy grande, permitiendo así un trabajo más descentralizado.

En la Arquidiócesis de Santiago hay un grupo de presbíteros que se formó durante la amplia gestión del cardenal López Rodríguez, que aunque su territorio era la de Santo Domingo, su orientación, como líder, incidió en todo el territorio nacional.  

También hace falta uno o varios sacerdotes que sustituyan a monseñor Agripino Núñez Collado, ya fallecido, pero que en vida fue un excelente mediador entre el Estado, los gremios, partidos políticos y el resto de la sociedad.

Ese liderazgo de López Rodríguez mantuvo unidos a todos los obispos, aunque con las normales diferencias pastorales, las cuales no se reflejaban en la Iglesia Católica.

Hay que recordar que el Vaticano, bajo la conducción del hoy Santo Juan Pablo Segundo, usaba a López Rodríguez, en su condición de cardenal, para representarlo en misiones especiales a diferentes continentes. Recuerden que a López Rodríguez se le llegó a mencionar como un futuro Papa, aunque él nunca presentó candidatura.

Con nuestra postura no queremos disminuir el papel de ningún obispo, sino más bien exhortarlos a buscar el mensaje de Jesús, que por su defensa a los valores fue perseguido, apresado, asesinado a golpes y heridas, para luego ser rematado colgándolo en una cruz.

¡Gracias por leernos!

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