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Cuidar la tierra, ¿Se ha tornado peligroso?

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Este 22 de abril se celebra el Día Mundial de la Tierra, el cual se creó con los fines de sensibilizar a las personas sobre los problemas ambientales que afectan al planeta.

En el marco de esta celebración, en la República Dominicana, asesinaron a un agricultor que defendía el medio ambiente.

El hecho ocurrió la madrugada del 11 de abril, cuando Francisco Ortiz, según narró su esposa, se levantó a impedir que desaprensivos extrajeran arena del río Tireo en Constanza.


Ortiz había puesto un camión en medio del camino para que los supuestos extractores de arena no siguieran cometiendo el delito, pero cuando fue a mover el vehículo, su esposa sólo escuchó los tiros.

No fue hasta el día siguiente que su cuerpo fue encontrado en una carretera de Bonao, sin vida.

Ortiz dio su vida por la Tierra, por la biodiversidad y por querer cuidar, al menos, un pedazo de la naturaleza.
La arena y la grava representan el mayor volumen de material extraído a nivel mundial.

Diariamente se extraen 18 kilos de arena y grava por cada habitante del planeta para la fabricación de concreto, asfalto y  vidrio, así lo indica un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Bruno Pozzi, director Adjunto de la División de Ecosistemas del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), afirmó que "cada acción, por grande o pequeña que sea, es importante para el planeta".

 "La emergencia climática, la pérdida de naturaleza y la contaminación mortal no son inevitables. Podemos revertir el declive de la Tierra, pero hace falta que nos unamos y que cada uno cumpla su parte", manifestó Pozzi.

Entonces, ¿Qué pueden hacer los dominicanos y sus autoridades para hacer frente a la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de naturaleza y biodiversidad?

Recomendaciones

Para frenar la extracción irresponsable e ilegal, ONU Medio Ambiente ha sugierido una adaptación de los estándares existentes y las mejores prácticas a las circunstancias nacionales.

También apunta a invertir en el monitoreo y medición de la producción de arena y su consumo, y sugiere establecer un diálogo entre los actores clave y las partes interesadas.

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