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Ciudad Juan Bosch: comunidad en crecimiento sin autoridad ni control

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Logan Jimenez Ramos
Logan Jimenez Ramoshttps://lavozsincensura.com
Consultor en Comunicación Política, Relaciones Públicas, Periodista, Magister en Diplomacia y Internacional y Docente.

En República Dominicana, muchos conductores actúan como niños sin supervisión: si no ven autoridad en la calle, simplemente no respetan la Ley de Tránsito 63-17. En Ciudad Juan Bosch esta realidad se ha convertido en la norma, donde la falta de agentes de la DIGESETT, la ausencia de patrullaje policial y la inexistencia de policías municipales han creado un ambiente de desorden, inseguridad vial y riesgo constante para los residentes.

Los datos  recopilados en los últimos meses muestran un panorama preocupante. Más del 72% de los accidentes reportados involucran motocicletas que circulan sin casco, sin documentos o en vía contraria.

Citando otras fuentes oficiales, el incremento del tránsito sin supervisión ha elevado en un 40% la cantidad de choques en las principales avenidas internas del proyecto. Asimismo, los reportes de otras localidades cercanas en Santo Domingo Este, indican que 3 de cada 10 peatones han tenido incidentes o situaciones de riesgo por vehículos circulando a exceso de velocidad o estacionados sobre las aceras. Estas cifras reflejan claramente que Ciudad Juan Bosch se ha convertido en un territorio vulnerable, donde el respeto a la ley depende más del azar que de la autoridad.

Mientras la población crece, también crecen los problemas. La comunidad supera ya los 30 mil habitantes, con un aumento constante del parque vehicular y un flujo de motocicletas, entre delivery y motoconchos, donde muchos de ellos sin licencia de conducir, sin licencia de operación como medios de transporte, y otros sin residencia permanente o temporal, ya que muchos son extranjeros que se visualiza en las vías internas. Sin embargo, en las calles no hay presencia policial, no hay agentes de tránsito, no hay inspección del Intrant y la oficina asignada a la DIGESETT permanece vacía.

La Policía Municipal tampoco aparece, y el proyecto de policía de proximidad que prometía fortalecer la seguridad de la Ciudad fue discontinuado sin explicación oficial. A este panorama se suma la disolución de un equipo de aproximadamente 50 jóvenes que apoyaban labores de educación vial, orientación ciudadana y control preventivo. Su ausencia ha sido notoria: desde que fueron retirados, los reportes de desorden y accidentes se incrementaron, según las propias estadísticas internas de la comunidad.

Otro elemento que agrava la situación es la falta de acciones de regulación migratoria en el área. Según evaluaciones locales, más del 90% de la mano de obra en construcción y servicios informales opera fuera de los procesos de regulación, sin identificación laboral adecuada y sin controles mínimos. Esto crea condiciones donde algunos individuos circulan sin documentos, sin responsabilidades legales claras y sin supervisión estatal, lo que alimenta la percepción de que en Ciudad Juan Bosch “cada quien hace lo que quiere” sin consecuencias.

A esta problemática se suma un daño ambiental y vial que ha ido empeorando con el tiempo: el vertido constante de concreto y cemento en las calles por parte de camiones mezcladores y vehículos de construcción. Cada semana se reportan múltiples incidentes de derrames de hormigón fresco en las avenidas internas, lo que genera superficies resbaladizas, pérdida de adherencia, deterioro prematuro del asfalto y obstrucción de desagües. El cemento endurecido queda impregnado en el pavimento, formando irregularidades peligrosas para motociclistas y peatones, que aumentan las posibilidades de accidentes. A pesar de ser una violación ambiental y de tránsito, ninguna institución supervisa, sanciona o fiscaliza estas prácticas, lo que refuerza la percepción de impunidad total en la zona.

Ciudad Juan Bosch nació como una propuesta de desarrollo urbano organizada, moderna y segura. Pero sin control de tránsito, sin regulación policial, sin vigilancia municipal, sin supervisión migratoria y sin una gestión adecuada del impacto de la construcción, el proyecto se expone al deterioro progresivo de su convivencia, de su movilidad y de su seguridad Ciudadana. Ninguna comunidad puede sostener orden y bienestar en un terreno sin reglas.

Es urgente que las autoridades retomen el control y devuelvan la presencia institucional a las calles. La convivencia se protege, no se improvisa. La seguridad vial se garantiza, no se supone. La vida de miles de familias que escogieron esta comunidad para vivir merece políticas claras, supervisión continua y respeto real a la ley. Ciudad Juan Bosch no puede seguir creciendo sobre un vacío de autoridad. Necesita orden, necesita presencia y necesita un Estado que actúe antes de que el desorden se convierta en norma.

Logan Jiménez Ramos
Periodista, licenciado en Relaciones Públicas, Magister en Comunicación Política Avanzada, Magister en Diplomacia y Derecho Internacional, y Facilitador Docente.

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