Por: Felipe Lora Longo
Con la llegada del buque hospital USNS Comfort a República Dominicana, vuelve a desplegarse el viejo guion del imperialismo vestido de bata blanca. Nos dicen que vienen a “ayudar” , que es una “misión médica humanitaria”, y que cientos de dominicanos serán atendidos gratuitamente. ¿Pero qué hay detrás de esta operación cuidadosamente planificada por el Comando Sur de Estados Unidos ?
No hay que ser experto en geopolítica para notar lo evidente: esta visita no es generosidad, es estrategia. Se trata de una intervención blanda , parte de la llamada “ayuda humanitaria” que cubre intereses militares, económicos y de control político. Una forma sofisticada de reafirmar presencia en una región que Washington considera su patio trasero.
¿Y por qué Haití no está en la lista?
¿Acaso no es Haití quien vive hoy una de las crisis humanitarias más graves del continente? ¿No es el pueblo haitiano quien enfrenta un colapso de su sistema de salud, desplazamientos masivos y violencia armada cotidiana?
La exclusión de Haití no es casual. Allí ya no pueden posar de salvadores sin ser recibidos con protesta. En Haití, el pueblo reconoce que donde entran los Estados Unidos, no hay reconstrucción ni sanación, sino ocupación, deuda y explotación. En cambio, en República Dominicana han encontrado una élite política complaciente, más preocupada por tomarse la foto con marines sonrientes que por resolver los problemas estructurales de salud del pueblo dominicano.
Los marines no vienen por primera vez. Ya han estado aquí. Y no para curar.
La historia dominicana está marcada por dos grandes intervenciones militares de EE.UU., ambas llevadas a cabo con marines:
- Primera intervención: 1916-1924.
Más de 3.000 infantes de marina ocuparon el país, disolvieron el Congreso, impusieron una nueva Constitución favorable a los intereses norteamericanos, y dejaron como legado la creación de una Guardia Nacional que posteriormente facilitaría el ascenso del dictador Rafael Leónidas Trujillo. EE.UU. controló las aduanas, el crédito y gran parte del aparato estatal durante esos ocho años. - Segunda intervención: 1965.
En plena insurrección popular que buscaba el retorno del gobierno constitucional de Juan Bosch, más de 42.000 marines estadounidenses desembarcaron en Santo Domingo bajo el pretexto de “proteger vidas estadounidenses”, pero en realidad, fue para frenar un proceso revolucionario democrático. Esa ocupación aplastó una transformación progresista y dejó al país bajo el control de sectores conservadores afines a Washington.
Hoy, no llegan con fusiles, sino con estetoscopios. No traen balas, sino medicamentos. Pero la lógica es la misma: intervenir, ocupar, seducir, establecer presencia, ganar legitimidad y bloquear cualquier camino hacia una soberanía auténtica. El USNS Comfort no es solo un hospital flotante: es la cara amable del mismo Comando Sur que ha respaldado invasiones, golpes de Estado y bloqueos económicos en América Latina .
¿Y qué pasa mientras tanto con nuestra salud pública?
El Estado dominicano se hace el sordo ante el colapso del sistema hospitalario, mientras las ARS y AFP se llenan los bolsillos con ganancias multimillonarias a costa del sudor y la enfermedad del pueblo . ¿Qué lógica hay en permitir que empresas privadas manejen el derecho a la salud ya la jubilación como si fueran negocios especulativos?
Las ARS han demostrado que no garantizan atención oportuna ni digna. Los pacientes mueren esperando autorizaciones. Los médicos viven en asfixia laboral. Las AFP, por su parte, roban descaradamente el futuro de millones de trabajadores para invertir en grandes capitales y devolver migajas al momento de la vejez. ¡Y el gobierno lo permite todo con una sonrisa servil, igual que cuando aplaude la llegada de este buque extranjero !
¿Y qué pasa con los enfermos en Estados Unidos?
Es una pregunta que fuerte: ¿por qué no anclan ese buque hospital en Nueva Orleans, en Detroit o en Appalachia, donde millones viven sin seguro médico y mueren por enfermedades prevenibles?
Según datos oficiales, más de 27 millones de personas en Estados Unidos no tienen seguro médico , y decenas de millones más están subaseguradas. Un estudio publicado en The Lancet estimó que más de 68.000 personas mueren cada año en EE.UU. UU. simplemente por no poder pagar atención médica básica .
El propio senador Bernie Sanders lo ha dicho con claridad brutal:
“La realidad es que en el país más rico de la historia de la humanidad, tenemos un sistema de salud que mata gente por ser pobre.”
Pero mientras se niega un sistema universal de salud a su propia población, el Pentágono envía misiones médicas al extranjero para ganarse titulares y disfrazar el verdadero rostro de su política exterior: dominación, propaganda y control.
La verdadera medicina es un gobierno de izquierda con un país soberano.
Lo que necesita el pueblo dominicano no es un barco extranjero que venga cada cuatro años a hacer caridad; lo que necesita es un Estado al servicio de las mayorías , capaz de garantizar salud, vivienda, pensión, dignidad y justicia social. Solo un gobierno de izquierda con vocación soberana y compromiso popular puede acabar con el chantaje de las ARS, desmontar el robo institucionalizado de las AFP, y cortar de raíz la dependencia humillante del Comando Sur y sus disfraces “humanitarios”.
Un gobierno de izquierda no necesita buques militares camuflados de hospitales. Necesita un pueblo consciente, organizado y movilizado , dispuesto a construir un país digno desde abajo, con justicia y soberanía.
Porque mientras sigamos aplaudiendo al invasor con guantes quirúrgicos, seguiremos enfermos de dependencia.
¡Fuera el Comando Sur de Quisqueya!
¡Fuera las ARS y las AFP del cuerpo del pueblo!
¡Solo el pueblo organizado con un gobierno de izquierda puede sanar esta nación!
No nos dejemos engañar. La presencia del buque hospital en nuestras costas no es una señal de amistad, es una advertencia. Nos dicen: “estamos aquí, seguimos mandando”. Nuestra respuesta debe ser clara:
¡Fuera el Comando Sur de Quisqueya!
¡Fuera las ARS y las AFP del cuerpo del pueblo!
¡Ni con guerra ni con bisturí dominan a un pueblo despierto!