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Declaración Pública. Cuando los Chinos se hacen los Suecos

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Redacción
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Por medio de la presente declaración pública, procedo a responder los términos de la comunicación de la Embajada de la República Popular China en República Dominicana, pretendiendo refutar nuestro reciente llamado “a revisar y ajustar las relaciones con esa importante potencia mundial”

Primero: Reafirmamos que la política de la RPCH en la región Gran Caribe, y especialmente, en la Isla de Santo Domingo, está enfocada más en sus pulsos geoestratégicos con EEUU, que en su proclamado discurso de contribuir a la paz y la estabilidad dentro de un orden internacional en transformación. Ese giro de la política exterior China en el Gran Caribe se originó en el primer gobierno del Presidente Trump en el 2017, con motivo del cambio de postura norteamericana frente a Taiwán, que el gobierno del Presidente Xi consideró desconocía el principio Una China, Dos Sistemas. Desde entonces quedó muy claro que el objetivo de la política china sería demostrar-con acciones agresivas y avasalladoras, propia de la Guerra Híbrida Global que se iniciaba-, que EEUU había perdido la hegemonía en su región contigua, por que era un “Tigre de Papel”, una potencia impotente. Y la prueba mayor de esa afirmación es el doble rasero de corte imperialista, que China aplica con autoritarismo con las naciones pequeñas del gran Caribe, a las que impone una cláusula de exclusividad, que no le exige a sus aliados en el BRICS en relación a Taiwán/Taipei .

Segundo: las posiciones obstructivas, reticentes, sinuosas y ambiguas de la República Popular China en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en relación a la aguda crisis de Haití, que es la crisis de mayor violencia y caos en esa nación emblemática, que a la vez, es un estado fallido y descartado- la crisis más antigua y compleja del continente-, solo están contribuyendo a que la misma se agrave, prolongue, escale y trasvase hacia nuestro territorio, con alto riesgo de generar un conflicto de envergadura en la isla y la región del Gran Caribe. Recientemente, Leslie Voltaire, líder del Consejo de Transición Presidencial CTP en Haití, admitió en declaraciones a un medio nacional-Visión RDN-, “que China no se involucra más porque lo condiciona a que Haití rompa previamente las relaciones con Taiwán”.

Tercero: China Popular, que se ha opuesto en forma reiterada a una “misión de pacificación robusta”, como la reclamada por el Secretario General de la ONU Antonio Guterres, y que no ha considerado siquiera la conformación de una misión con Mandato Ejecutivo-como propuso el ex Secretario General Adjunto y exJefe de Minustah, Edmont Mulet-, insiste en cambio en reclamar que se apoye a los haitianos a encontrar su propia solución entre haitianos, aunque es más que evidente que eso no ocurrirá por razones y motivos que ellos conocen muy bien, ya que el esfuerzo justo y necesario de reconstrucción nacional de Haití virtualmente debe comenzar desde cero y con urgencia extrema .

Cuarto: China Popular tiene razón cuando acusa a EEUU de tener una alta cuota de responsabilidad histórica en la violencia y la desestabilización que impera en Haití al permitir el envío de grandes cantidades de armas que emplean las dos confederaciones de grupos armados narcoterroristas . Sin embargo, la gran potencia oriental no puede alegar ignorancia en relación al hecho incontestable de que es la influyente diáspora haitiana y sus aliados en EEUU y el mundo-principalmente bajo las administraciones demócratas-, los que están enviando armas, pertrechos, municiones, equipos de comunicaciones modernos, así como mercenarios y voluntarios, con miras a detonar una crisis mayor . Tampoco, China puede alegar ignorancia acerca de un hecho decisivo: el crimen organizado transnacional con sus ramificaciones regionales en narco carteles en México, Colombia y Venezuela, ha capturado Haití desde hace décadas, y que constituye el soporte mayor de muchas estructuras de poder en Haití, no solo de los grupos armados de Viv Ansan y Gran Grik, que se conformaron después de la retirada de la Minustah en el 2017. Y que frente a esa realidad extrema, solo una fuerza empoderada por la Comunidad Internacional, muy efectiva, legítima y con una misión bien definida, podría evitar que ocurra la peor desestabilización de la Isla y la Región, y sobre todo, levantar y reconstruir Haití en Haití.

Quinto: Resulta muy extraño que China Popular, que ha objetado la fuerza militar multinacional de paz, y que con las objeciones de sus aliados regionales- Venezuela, Colombia y Cuba-, también ha contribuido al debilitamiento de la MSSHaiti que dirige Kenia-que al parecer fue concebida para que fracasara-, no haya tenido reparo alguno a que un famoso Señor de la Guerra Global como Eric Prince, principal ejecutivo de Grupo de Servicios Fronterizos (FSG)-que es una importante empresa de seguridad de capital del estado chino, con larga experiencia en África y Asia, experiencia protegiendo los intereses de las empresas de la Ruta y la Franja-, este concertando con las autoridades haitianas entrenar cientos de veteranos, mercenarios y legionarios, en el empleo de drones supuestamente para combatir las confederaciones de grupos terroristas. De este modo, llevando el conflicto a otro nivel de complejidad y peligrosidad , no se contendrá la guerra civil en desarrollo-cocida a fuego lento con premeditación-, y sí se entrara en una fase terminal del Plan Criminal de Alta Inteligencia y Sofisticación, que es provocar una Acto de Agresión contra República Dominicana, sus fronteras y sus derechos inalienables, enmascarado “de crisis humanitaria” tras un éxodo masivo y forzado de poblaciones. De este modo se estaría propiciando “una intervención internacional con motivos humanitarios”, ya en la isla o en la frontera. Esto terminaría de convertirse en el conflicto mayor de la región, ya que será resistido por el pueblo dominicano en todos los planos. Una variante de ese plan fue denunciada el año pasado por el entonces Senador Marco Rubio, actual Secretario de Estado, cuando acusó a Amnistía Internacional y sectores de la administración Biden, de pretender trasladar e implantar en República Dominicana tres millones de haitianos.

Sexto: No es cierto lo dicho por el comunicado de la Embajada de China, que nosotros estamos empleando el lenguaje de la guerra fría, de que estamos anclados en el pasado o azuzando conflictos: si es cierto, en cambio, que comprendemos muy bien que estamos viviendo los efectos de una Guerra Global Híbrida de Cuarta Generación, donde los chinos son grandes maestros, y que destinada a derribar el orden impulsado por el Imperialismo Globalista contra las naciones de la tierra. Lo penoso, frustrante e irónico es que la República Popular China, que fue víctima del imperialismo puro y duro entre el siglo XIX y mediados del XX, en sus antagonismos y ajustes de cuentas con los EEUU y Occidente, asuma las posiciones de un imperialismo más sofisticado, envolvente, y con frecuencia virulento, sin reparar en las consecuencias que tienen esas confrontaciones, para las naciones pequeñas y débiles como se observa en el caso de la crisis interminable de Haití, y el consiguiente reclamo de República Dominicana a buscar una solución internacional de la crisis de Haití en Haití.

Séptimo: Si pasamos un balance objetivo, sin sesgos ideológicos ni prejuicios, a las relaciones diplomáticas dominico chinas, veremos que están lejos de ser equilibradas y prometedoras. Es cierto que China Popular fue una gran aliada en la crisis del COVID 19, lo que debemos agradecer sinceramente, pero sin olvidar que esa crisis sanitaria de alcance global la generó en gran modo la forma inadecuada y confrontativa en que el régimen Capicomunista del Presidente Xi y el PCCh la gestiona en sus inicios, por lo que se puede hablar de un Chernobyl Biológico Chino. Aunque ciertamente son muchas las áreas donde pueden crecer las relaciones dominico chinas, dichas relaciones no tendrán ningún futuro, si las inversiones chinas siguen violentando brutalmente las normas de nacionalización del trabajo, o están sujetas a patrones comerciales y tributarios de comercio desleal. Pero, sobre todo, no tendrán futuro si el pueblo dominicano sigue preguntándose de qué nos sirven las relaciones con China Popular si no nos respaldan con su poder diplomático-con sinceridad y responsabilidad-, en la búsqueda de una solución internacional urgente, justa y racional, a los problemas de Haití Estado Fallido en Haití, descartando la falsa solución dominicana a los problemas de Haití. De que nos valdrán, si no nos ayudan a frenar o contrarrestar la forma abusiva, criminal y contraria al derecho internacional, en que actores poderosos desde EEUU, Canadá, Francia, y los mismos organismos internacionales, pretenden derivar la enorme crisis de Haití desintegrado hacia la República Dominicana, con el consiguiente negación de los derechos del pueblo dominicano al propio desarrollo, a su soberanía y autodeterminación, integridad territorial y demográfica, e identidad y cultura nacionales.

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