A todos los hijos e hijas de Machepa en uniforme:
Hoy, el Día Internacional Contra la Brutalidad Policial les escribo con el respeto que merecen y con la urgencia que demanda un pueblo que se ve reprimido y que sufre los efectos del acelerado aumento de la brutalidad policial que ha ocurrido en los últimos meses.
Por favor recíbannos, no como enemigos, sino como compatriotas que compartimos la misma tierra, las mismas luchas y los mismos sueños. Ustedes no son nuestros adversarios; son nuestros hermanos y hermanas. Como nosotros, son hijos de este pueblo que clama por justicia, dignidad y un futuro mejor. Como nosotros, sufren las consecuencias de un sistema que prioriza los intereses de unos pocos sobre las necesidades de la mayoría.
Ustedes, al igual que nosotros, conocen la realidad de no tener acceso a una salud y educación de calidad. Saben lo que es vivir con salarios insuficientes, luchar para llevar comida a la mesa y ver cómo el precio de la canasta familiar se eleva sin control. Muchos de ustedes, como nosotros, son padres y madres que sueñan con un futuro mejor para sus hijos, un futuro que este sistema les niega día tras día.
Ustedes y nosotros somos el pueblo.
Ustedes no viven como los generales que les dan órdenes desde sus oficinas con aire acondicionado. No disfrutan de los privilegios de los políticos corruptos que los usan como escudo cuando el pueblo reclama justicia. Son hijos e hijas del pueblo trabajador, los mismos que, en las calles, enfrentan los abusos de este sistema que nos condena a la miseria mientras unos pocos se enriquecen.
¿Quiénes son los verdaderos enemigos de la patria?
No es el obrero que protesta por un salario digno. No es el campesino que se levanta contra la minera que envenena su agua. No es la madre que llora porque no tiene con qué alimentar a su hijo.
Los enemigos de la patria son otros:
- Los corruptos disfrazados de políticos que se llenan los bolsillos con dinero del pueblo mientras ustedes arriesgan su vida por un sueldo de miseria.
- Las corporaciones extranjeras, que saquean nuestro oro, nuestras tierras, nuestros ríos, y cuando todo está destruido, se van sin mirar atrás.
- Los ricos oligarcas, que nunca han trabajado un solo día bajo el sol, pero viven mejor que cualquier dominicano que suda por su sustento.
- Los jefes militares que solo ven en ustedes un número, un peón en su juego, alguien descartable cuando ya no les sirva.
¿Y mientras tanto, qué tienen ustedes?
- Un salario que no alcanza.
- Riesgo constante sin pensiones justas.
- Viviendas precarias mientras los generales viven en mansiones.
- Escuelas en ruinas para sus hijos, hospitales sin medicinas para sus padres.
- Y peor aún, con una simple orden dan la responsabilidad de atropellar, reprimir y humillar a quienes luchan por tu bienestar y el de tu familia.
No podemos seguir así. Este es el momento.
Hermanos y hermanas, estamos perdiendo nuestra soberanía. Las órdenes ya no vienen del Palacio Nacional, sino del Norte. El entreguismo ha llegado a su máxima expresión. El gobierno los usa para reprimirnos, mientras las leyes están diseñadas para proteger a quienes nos desfalcan y para legalizar la entrega de nuestro patrimonio. Nuestra política exterior ya no la decide nuestro pueblo, sino intereses extranjeros.
Nuestros productores agrícolas desaparecen. La producción nacional para el consumo local es mínima y está dirigida solo a las zonas turísticas, mientras la mayoría de la gente pasa hambre. Una tercera parte de la población se ha visto obligada a emigrar, igual que muchos de ustedes pensaron hacerlo. Pero en lugar de irse del país, ustedes tomaron otro camino: enrolarse en la Policía Nacional o en el Ejército. No lo hicieron porque querían ser parte del aparato represivo del gobierno. Lo hicieron porque, igual que los que emigraron, era la única opción que les quedaba.
Pero este es el momento de romper ese ciclo maldito que nos condena a dos caminos: emigrar o enrolarnos en los aparatos que defienden a nuestros opresores. No podemos seguir permitiendo que nuestra patria sea saqueada mientras nos usan como piezas desechables en su juego.
La hora es ahora.
¿Qué pueden hacer?
- Recordar que su juramento es con la patria, no con los corruptos.
- Dar un paso adelante y ponerse del lado del pueblo.
- No ser usados como herramientas de represión contra su propio pueblo.
- Negarse a obedecer órdenes injustas
La historia recordará su decisión. En Filipinas, en 1986, los soldados y policías decidieron no reprimir al pueblo y ayudaron a derrocar una dictadura. Aquí mismo, en nuestra tierra, hubo valientes como el Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, el Teniente Coronel Manuel Ramón Montes Arache, el Coronel Juan María Lora Fernández, el Mayor Roberto Lizardo, el Mayor Juan Lora, y el Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, entre otros, quien dijo: "Un soldado que no defiende a su pueblo no es un verdadero soldado."
El día en que decidan estar del lado del pueblo, las puertas estarán abiertas. Ese día, seremos invencibles.
Con respeto y urgencia,
Felipe Lora Longo
Por la dignidad y la justicia de todo el pueblo dominicano